Dulce perseverancia de “La Fábrica de Churros”
Felipe Úrzua
CTO
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¡Soy la reina del churro!, reza un post de Instagram de La Fábrica de Churros, empresa dirigida por Marcela Boher, quien se declara amante de este producto. Tanto es así que antes de tener esta entrevista telefónica, acababa de desayunar un chocolate caliente acompañado con estas delicias.

En Chipax, que, por cierto, amamos los churros, conversamos con Marcela -quien usa nuestro software desde hace dos años- para conocer su historia y cómo se convirtió en la monarca de esta exquisitez.
El inicio
Hace cinco años Marcela, quien distribuía postres para el canal horeca (Hotel, Restaurante y Cafetería), partió en el mundo de los churros. Fue tanta su pasión por este producto que hizo todo lo posible para incorporarlo dentro de su oferta.
“Empecé a prepararlos con una receta que encontré por internet, pero los primeros que hacía eran un espanto, aunque me los compraban igual. Estuve un año y medio probando diferentes máquinas; pero no eran de calidad, se desarmaban o se rompían, porque la masa del churro es muy dura”.
Luego de una infructífera búsqueda en el país, decidió viajar a España donde hizo un curso en churrería y compró maquinaria especializada. “Después de eso me empezó a ir súper bien y la producción pasó a ser 90% churros y 10% postres. Mi producto se puede ir directo del congelador a la freidora, lo que es muy práctico para mis clientes”.
Debido al éxito y buena acogida que tuvieron sus churros, al poco tiempo tuvo que comprar más máquinas, se industrializó y actualmente produce 10 mil unidades diarias.
Si bien el fuerte del negocio es B2B, el año pasado Marcela abrió una cafetería en el estacionamiento de su casa, la cual sería clave para sobrellevar las bajas ventas que se produjeron luego del 18-O y, posteriormente, con la crisis post pandemia.
La receta perfecta
Aunque este alimento es cada vez más común en la dieta de los chilenos, Marcela señala que es difícil encontrar un buen producto, debido a que se usan ingredientes que no corresponden a la receta original. “He visto preparaciones con leche, levadura, mantequilla… ¡ingredientes que jamás han tenido los churros!”.
Pese a su espanto, reconoce que a ella también le costó dar con la receta perfecta. “Lo logré, gracias a la capacitación que hice en churrería, de lo contrario, hubiera seguido dando bote”.
Si bien no existen secretos para hacer un buen churro, hay que seleccionar muy bien la harina. “Ahí está toda la ciencia. Nosotros hicimos estudios con diferentes molinos para llegar a la más adecuada”. Y es que el grano que se usa en Chile (americano y argentino) es de menor calidad al europeo. De ahí la importancia de buscar el más parecido al que se usa en España, explica Marcela.
Avanzando hacia lo digital
Como muchos emprendimientos del rubro alimenticio, Marcela no fue inmune a los efectos negativos en la economía que provocó la crisis social. Tampoco a los de la de la pandemia. “Después del estallido social empezó a bajar la venta mayorista, porque muchos restaurantes tuvieron que cerrar”. Sin embargo, ese primer golpe lo resistió gracias a su cafetería, la que siguió funcionando, con la ayuda de sus hijos.
Luego de la segunda quincena de marzo, las personas se quedaron en sus casas y las tiendas y restaurantes cerraron. La venta mayorista se fue a cero y la de la cafetería era mínima.
“Afortunadamente, durante el verano trabajamos para armar una tienda online, que se lanzó en marzo”. Si bien su fuerte no es la tecnología, estuvo harto tiempo pensando en vender sus productos al detalle por internet. “Yo creía que para vender en línea sólo debía agregar un carrito a mi página web y listo, pero al implementarlo me di cuenta que había que hacer todo de nuevo, con una empresa que se dedique a esto del e-commerce”, relata.
Posteriormente, gracias a la recomendación de una amiga, contrató un servicio de marketing digital para promocionar www.lafabricadechurros.cl por redes sociales. “Invierto harto en eso, pero me ha funcionado bien, porque genero varias ventas”.
Implementó su propio delivery y envía pedidos a Vitacura, Las Condes y Lo Barnechea. “Si me alejo, el producto se enfría y los clientes reclaman, pero para que se mantengan calentitos, pongo guateros dentro de las mochilas de los repartidores”, comenta risueña, debido a su ingeniosa solución.
Las personas que viven en otras comunas también pueden realizar sus pedidos, comprando por internet y retirando en tienda, o bien, contratando el servicio de un Rappi Favor, un Uber o Cabify. “Tendremos el pedido listo a la hora que nos indiquen y además saldrá más barato, ya que el repartidor sólo hace un viaje”.
Chipax: “la solución de la vida”
Hace dos años Marcela estaba decidida en contratar una persona para que le ayudara a ordenar el tema financiero de su empresa. “Tenía un verdadero caos, no sabía qué facturas estaban pendientes de pago y a quiénes le había cobrado”, recuerda.
Hasta sus proveedores la llamaban para avisarle sobre sus facturas pendientes y consideraba como balances lo que le arrojaba el Servicio de Impuestos Internos (SII) o SAT (dependiendo de tu país). No tenía información certera de su negocio. Afortunadamente, todo ese panorama cambió cuando se decidió a probar Chipax.
“Los llamé, pregunté de qué se trataba y... ¡fue la solución de la vida!, sobre todo porque vendía mucho a crédito, entonces me resultaba difícil saber las cuentas por cobrar y las que ya se habían pagado, era un completo desastre”.
En el corto plazo, Marcela espera retirarse del negocio y manejar todo desde fuera, encargándose sólo de lo macro. “Gracias a la tranquilidad y orden que me dio Chipax, creo que pronto podré cumplir ese objetivo”.
Dato curioso
Aunque el origen de este alimento no se sabe con certeza, hay cuatro teorías que explicarían su procedencia. Una de ellas atribuye su invención a pastores españoles, quienes realizaban esta preparación para reemplazarla por el pan fresco. Con el paso del tiempo, se popularizó en Cataluña y desde allí se expandió al resto de España.
La segunda señala que el producto nació en el siglo XIX en China, donde preparaban una especie de pan frito denominado “you taio”. Su forma, al igual que los tradicionales churros, era alargada y se preparaba en base a harina, aceite y sal.
La tercera alude a que se consumían en el antiguo Egipto y eran endulzados con miel o cardamomo. La última teoría afirma que su origen es árabe y que esta preparación sería una variante de los buñuelos, con los mismos ingredientes, pero hechos de una manera diferente.
Aunque no tengamos claridad sobre la procedencia de los churros, lo que sí sabemos ¡es que son deliciosos!